Resumen del perfil de seguridad:
La incidencia de reacciones adversas anticipadas se correlaciona con la potencia relativa del principio activo, la dosis, la hora de la administración y duración del tratamiento. Durante el tratamiento a corto plazo, cumpliendo con las dosis recomendadas y la estrecha vigilancia del paciente, el riesgo de reacciones adversas es menor.
Las reacciones adversas habituales del tratamiento a corto plazo con dexametasona (días/semanas) incluyen aumento de peso, trastornos psicológicos, intolerancia a la glucosa e insuficiencia adrenocortical transitoria. El tratamiento con dexametasona a largo plazo (meses/años) causa normalmente obesidad central, fragilidad en la piel, atrofia muscular, osteoporosis, retraso en el crecimiento e insuficiencia suprarrenal a largo plazo.
Infecciones e infestaciones: aumento de la susceptibilidad a, o exacerbación de, infecciones (incluyendo sepsis, tuberculosis, infección de ojos, varicela, sarampión, infecciones fúngicas y víricas).
Trastornos de la sangre y del sistema linfático: leucocitosis, linfopenia, eosinopenia, policitemia, alteraciones de la coagulación.
trastornos endocrinos: la supresión del eje hipotálamo-pituitario adrenal y la inducción del síndrome de Cushing (síntomas típicos: cara de luna llena, plétora, obesidad troncal).
Trastornos del sistema inmunológico: reacciones de hipersensibilidad, anafilaxia, inmunosupresión.
Trastornos psiquiátricos: dependencia psicológica, depresión, insomnio, esquizofrenia, agravada, enfermedad mental, desde euforia a psicosis manifiesta.
Trastornos del sistema nervioso: aumento de la presión intracraneal con papiledema en niños (pseudotumor cerebral) por lo general después de la interrupción del tratamiento; manifestación de epilepsia latente, aumento de convulsiones en epilepsia evidente, vértigo, dolor de cabeza.
Trastornos oculares: presión intraocular elevada, glaucoma, edema de papila, cataratas, principalmente con opacidad subcapsular posterior, atrofia de la cornea y la esclerótica, aumento de infecciones oftálmicas víricas, fúngicas y bacterianas, empeoramiento de los síntomas asociados con úlceras corneales, visión borrosa.
Trastornos cardiacos: rotura del musculo cardiaco después de historia reciente de infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca congestiva en paciente predispuestos, descompensación cardiaca.
Trastornos respiratorios, torácicos y mediastínicos: hipo.
Trastornos gastrointestinales: dispepsia, distensión abdominal, úlceras gástricas con perforación y hemorragia, pancreatitis aguda, esofágia ulcerativa, candidiasis esofágica, flatulencia, náuseas, vómitos.
Insuficiencia adrenocortical:
La insuficiencia adrenocortical, causada por el tratamiento con glucocorticoides, puede, dependiendo de la dosis y la duración del tratamiento, perturbar muchos meses y, en algunos casos, más de un año, después de la interrupción del tratamiento.
Cambios psicológicos:
Los cambios psicológicos se manifiestan de varios modos, siendo el más común la euforia.
Pueden aparecer también depresión, reacciones psicóticas y tendencias suicidas. Estas enfermedades pueden ser graves. Habitualmente empiezan unos días o semanas después de empezar con el medicamento. Suelen aparecer a altas dosis. La mayor parte de los problemas desaparecen si se disminuye la dosis o si se interrumpe el tratamiento.
Infecciones:
El tratamiento con dexametasona puede encubrir los síntomas de una infección existente o en desarrollo haciendo este modo un diagnostico más difícil que puede conducir a un aumento del riesgo de infección.
Población pediátrica:
Los corticoides causan una inhibición dosis-dependiente del crecimiento en la infancia, niñez, y adolescencia ya que pueden producir un cierre temprano de la epífisis, que puede ser irreversible.