Existen diferentes tipos de antifúngicos, incluyendo los tópicos, que se aplican directamente sobre la piel, los vaginales, que se utilizan para tratar infecciones vaginales por hongos, y otros como los sistémicos, que se toman por vía oral o intravenosa para tratar infecciones fúngicas más graves en todo el cuerpo. Cada tipo tiene su aplicación específica según la ubicación y gravedad de la infección.