Agotamiento físico, psíquico e intelectual. Niños en etapa de crecimiento y actividad escolar. Estado de debilidad y falta de apetito. Adultos con sobrecargas de actividades tanto físicas como psíquicas. En el stress del estudiante en épocas de exámenes. Convalescencias. Estados pre y post operatorios. (Actividad de la síntesis de las proteínas), después de las operaciones e infecciones, personas con decaimiento nervioso e inestabilidad emocional. Estados carenciales de vitaminas.