Se debe administrar el paracetamol con precaución, evitando tratamientos prolongados en pacientes con anemia, afecciones cardiacas o pulmonares o con disfunción renal grave y hepática.
Se debe limitar la automedicación con paracetamol, cuando los pacientes están en tratamiento con anti convulsionantes, debido a que con el uso concomitante de ambos potencia la hepatotoxicidad y se disminuye la biodisponibilidad del paracetamol, especialmente a dosis altas.
Debe cuidarse el uso en pacientes alérgicos a los salicilatos ya que puede producir reacciones alérgicas tipo broncoespasmo.